Un mensaje que sale del corazón









 De este 2020 se hablará mucho, se recordará en los manuales de historia, nos lo recordaremos por siempre jamás. Sin embargo, no quiero despedirlo con resentimiento, a pesar de haber vivido experiencias muy duras; quiero recordármelo como el año que me ha puesto a prueba, el año en el que los obstáculos los he superado reforzando mis creencias, reflexionando sobre mis propios límites y mis temores, en el que he descubierto aspectos en mí que no me gustan y algunos que he desconocía. 

Ahora que llega el final de este año  -y como desde hace algunos años- reconozco la necesidad de marcar en el calendario acciones que nos sirven para ser mejores: agradecer a quien te ha echado una mano, disculparte por haber hecho daño sin querer, dar cariño sin pretender recibirlo... 

Sin embargo ¿podemos comportarnos siempre bien? No sé, quizás la pequeña Lucy que está en mí se deja ver como en esta viñeta:




Aunque Lucy está presente,  podemos retirarnos hacia nuestro interior estos días y ver qué es lo que podemos mejorar, admitir que no somos perfectos y que no siempre estamos para fiestas ¿no? 
Reflexionando sobre las cosas buenas o acciones que han sido significativas para mí. Aquí comparto una de ellas:
Formo parte de un grupo en FB que se llama "Te lo regalo se vieni a prenderlo" (te lo regalo si vienes a buscarlo) pone en práctica la llamada economía circular, es decir, se regalan objetos, ropa, libros de cualquier tipo, solo tienes que ir a buscarlo o recogerlo al domicilio de la persona que lo regala. La idea es no tirar cosas que pueden servir a otra persona. 
Pues, este verano regalé unos libros de lectura infantil en español. Hoy me han mandado un vídeo donde se mostraba a una niña que estaba leyendo una página de un libro que les había regalado, junto a este vídeo me mandó la mamá que había venido a recoger los libros un mensaje de feliz navidad ¡Esto es maravilloso! Me vale más que otro cualquier regalo porque sale del corazón. 

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